AYUNTAMIENTO DE TARAMUNDI
Los primeros signos de ocupación humana en la comarca, se remontan al periodo epipaleolÃtico, comprendido entre 13.000 a. de C. y 10.000 a. de C.. Se trata de necrópolis túmulares, que se encuentran desperdigadas por los montes de Pereiro y Navallo, asà como en la Sierra de Ouroso. Se trata de montÃculos de tierra ó piedra de planta circular u ovalada y forma cónica achatada y cuyo diámetro oscila entre los cinco y veinticinco metros.
En las recientes excavaciones arqueológicas realizadas en LOS CASTROS de Taramundi, se ha datado la utilización de este asentamiento como mÃnimo en el siglo VII a. de C., es la denominada cultura castreña, poblados que poseÃan un marcado carácter defensivo, situándose en lugares estratégicos.
Con la dominación del imperio Romano, los Castros se transformaron para cubrir las necesidades del imperio, cuyo objetivo primordial era la explotación de las minas de oro de la comarca. Aún perdura el topónimo de
Rio del Oro en Mazonovo.
De la Alta y Baja Edad Media, lo más destacable es la permanencia del Concejo a la Iglesia de Oviedo, cuyo centro administrativo se hallaba en la próxima localidad de Castropol. Durante esta época, todos los poderes públicos de las diferentes alcaldÃas recibÃan las órdenes del poder episcopal en el Campo de Tablado.
Las distintas contiendas en las que se encontraba inmiscuida la corona, obligó a Felipe II a la venta de los bienes eclesiásticos, de esta forma en 1.584, las gentes de las concejalÃas obispales de Ouria y Taramundi, adquieren los territorios con la promesa que no volverÃan a ser separados de la corona. Para conmemorar este hecho, se plantó un roble en el centro de la villa, conocido como
CARBAYO DO POYO, del que se mantiene en su lugar una escultura confeccionada con la madera del árbol original. En estas fechas se elaboran las primeras leyes del Concejo, desarrolladas por un regidor y tres concejales con la colaboración de varios vecinos comisionados.
Según el catastro de Ensenada, en el siglo XVIII existÃa una destacada industria del hierro, contabilizándose seis mazos. A principios del siglo XIX existÃan unos 100 talleres artesanos dedicados a la elaboración de productos derivados del hierro.
SITUACIÓN: Situado en el occidente de Asturias, linda con los concejos de: Villanueva de Oscos (Vilanova), Santa Eulalia de Oscos (Santalla), San MartÃn de Oscos, Vegadeo, Santirso de Abres y Pontenova (A), este ayuntamiento ya de la vecina comunidad de Galicia.
¿QUÉ HACER EN TARAMUNDI? ¿QUÉ VER EN TARAMUNDI?
La capital del ayuntamiento lleva también el nombre de Taramundi, villa por la cual podemos dar un paseo y encontrarnos con diferentes monumentos de gran interés cultural, destacando el Museo de los Molinos de Mazonovo.
CASA DE LABRANZA ACOMODADA EN TARAMUNDI
Se trata de casa de labranza de situación acomodada, tÃpica del occidente de Asturias. La finca se encuentra cercada, y por su frente dispone del llamado Portalón, que en si es la entrada principal a la propiedad, consta de dos machetones de mamposterÃa, sobre los que descansa un cobertizo a dos aguas, se completa con dos puertas de grandes dimensiones, ya que por este acceso además de las personas accedÃan los animales y los carros.
Una vez que se franquea el Portalón, nos encontramos en el recinto denominado Corrada, este recinto se haya rodeado por el resto de las dependencias, bodega, casa vivienda, pajar y cuadras. TenÃa por lo tanto la función de distribuidor dentro del conjunto.
La puerta de entrada a la vivienda, en las casa de labranza era de doble batiente, uno estrecho y una sola hoja y el otro mucha más ancho y de dos hojas. La estrecha, se mantenÃa fija, sólo se abrÃa cuando era necesaria la entrada en la vivienda de algún mueble ó elemento de grandes dimensiones. El otro batiente, se dividÃa en dos, de tal forma que la superior se mantenÃa abierta permanentemente, pero la inferior se cerraba, para evitar la entrada en la casa de los animales que vagaban a sus anchas y con plena libertad por las inmediaciones de la vivienda, principalmente las gallinas
IGLESIA PARROQUIAL DE SAN MARTÃN DE TARAMUNDI
Su actual estructura data del siglo XVIII, según reza una inscripción en una losa “Esta capilla y nave hicieron feligreses y cura. Año 1714“, se trata de la ampliación de la primitiva, de la cual no se dispone de la fecha de su construcción.
Dispone de un atrio de entrada formado por tres arcos, levantándose sobre el central su torre-campanario (posiblemente la tercera, la anterior fue destruida por un rayo). Se diferencian tres tramos, la base que forma parte del atrio, el tramo intermedio en el que destaca una hornacina con la imagen de San MartÃn Obispo y un ojo de buey en cada una de sus fachadas, encontrándose el reloj en uno de estos elementos. El tercer tramo es el campanario con los vértices biselados, dispone de cuatro pináculos en su base y cuatro superiores en el arranque de la cúpula que culmina en una aguja ó chapitel.
El interior se encuentra formado por tres naves separadas por arcadas disponiendo en sus frentes de llamativos retablos policromados, de estos, el que más llama la atención es el retablo mayor, que es de estilo barroco. Los otros dos son una transición entre el churrigueresco y el neoclásico. Estos últimos están dedicados al Cristo Crucificado y a la Dolorosa. En el retablo central se hayan las imágenes de los cuatro evangelistas, San MartÃn, San José, San Roque, tras el retablo central se encuentra la sacristÃa, sobre la que se levanta una segunda torre a modo de triburio.
Aunque rehabilitada recientemente, es uno de los pocos templos que conservan el suelo original, la nave central de tablones de madera enmarcados y las laterales de losas de pizarra, tanto en los tablones como en las losas destaca en sus centros un orificio que servÃa para levantar estos elementos y sepultar a los muertos de la parroquia.
MONUMENTO A LOMBARDERO EN TARAMUNDI
Estatua en homenaje al maestro nacido en Taramundi, Manuel Lombardero, fue financiada por sus antiguos alumnos residentes en Cuba. Situada en la Plaza del Mercado Viejo, hoy plaza que lleva su nombre, está formada por un cuerpo central en la que se encuentra el busto en bronce del maestro, y dos cuerpos laterales sobre los que se pueden ver dos placas de bronce, que retratan animales y plantas propios de América del Sur y de Taramundi.
CASAS CON BALCONES
Un elemento muy caracterÃstico y destacable en la arquitectura popular de Taramundi, son las casas con balcones y galerÃas. Los balcones, son huecos abiertos al exterior desde el suelo de la habitación, con balaustrada al frente. Por definición, los balcones se convierten en galerÃas, en el momento que su frente es cerrado por un gran ventanal que cierra un local espacioso, que sirve para pasear y colocar en él adornos y otros objetos.
Puede tratarse de un hueco o superficie abierta de un piso alto, con paredes a ambos lados, o sobresalir del plano del muro de la vivienda, diferenciándose claramente del resto del edificio, entonces podemos diferenciar tres tipos diferentes:
1- El balcón o galerÃa se encuentra apoyado sobre muros de mamposterÃa de piedra, aprovechando el local inferior para otros fines, principalmente cuadras.
2- Las vigas en planta se prolongan hacia el exterior, sobre las que se construye el balcón o galerÃa, encontrándose este elemento en voladizo.
3- El balcón o galerÃa se encuentra apoyado en columnas. En cualquiera de los tres casos, su cubierta puede constituir una prolongación de la del edificio al que pertenece, o tener una cubierta independiente.
CARBAYO DO POYO
Se plantó este árbol en el centro de la villa en 1.584 en conmemoración de la independencia de Taramundi del Obispado, bajo la sombra del árbol se discutÃan las cuestiones de interés municipal. Actualmente solo queda un monumento creado con la madera del árbol original. Carbayo es el nombre local del roble y POYO era el banco de piedra que lo rodeaba perimetralmente.
EDIFICIO DE INDIANOS EN TARAMUNDI
Fueron muchos los Asturianos que emigraron a finales del s. XIX a las américas, escapando del servicio militar (8 a 10 años), de las sangrÃas africanas o por efecto imitación, de los que de allá volvÃan enriquecidos.
Existen por todo Asturias y principalmente en la rasa costera, las mansiones construidas por los que ende los mares regresaron habiendo hecho fortuna, constituyendo la denominada arquitectura indiana; Este tipo de arquitectura se realiza desde el último cuarto de siglo XIX hasta 1.930, con gran variedad de gustos y estilos.
A partir de 1930, los edificios construidos por los indianos, adquieren caracterÃsticas más prácticas, como es el caso que nos ocupa, construido para hotel, con una cafeterÃa en sus bajos.
CABAZOS EN TARAMUNDI
Los Cabazos, son principalmente graneros, levantados del suelo para alejarlos de la humedad y los animales; en ellos también se conservaban hortalizas y los productos de la matanza. Bajo él se solÃan guardar los aperos de labranza como el carro y arados. Sus laterales se hayan formados por barras de madera o disponen de agujeros para permitir la circulación de aire.
La primera referencia histórica data del siglo I a. de C., época en la que Marco Terencio Varrón hace referencia a los graneros empleados por los Galaicos.
El Hórreo se levanta sobre cuatro pies, con forma de pirámide truncada; en cambio el Cabazo de Taramundi va soportado sobre dos muros, sobre el que se apoyan las vigas del suelo y se prolongan par igualmente soportar la techumbre que como en el hórreo siempre es a cuatro aguas.
EDIFICIO DE LAS ESCUELAS EN TARAMUNDI
Construida en el año 1.927 en mamposterÃa de piedra, las ventanas y puertas tienen dinteles abovedados de lajas de pizarra, está formado por un núcleo central de dos plantas, dos pequeñas naves adosadas a ambos lados y una cuarta en la parte trasera.
La planta baja fue construida para escuela pública, y en la superior se proyectaba un ala para el ayuntamiento y la otra para los juzgados. Sólo se utilizó como escuela, adaptándose la planta superior para vivienda de los maestros.
YACIMIENTO ARQUEOLOGICO LOS CASTROS DE TARAMUNDI
En el lÃmite meridional del casco urbano de la localidad de Taramundi, sobre un promontorio ligeramente desprendido de la sierra de Eiroá y hacia el mediodÃa se haya el yacimiento arqueológico de Los Castros; El estudio del poblado es complejo al poseer una prolongada secuencia de ocupación formada a lo largo de unos mil años de historia hasta su clausura definitiva como lugar de habitación. Todo parece indicar que el lugar estuvo habitado desde el Bronce Final, entre los siglos IX-VII a.C. La instalación de este primer asentamiento significó una profunda y laboriosa transformación del solar original por la cual se rebajó y regularizó la base rocosa.
De la traza de aquella primitiva trama edificada tan sólo restan hoy las canalizaciones que drenaban las cabañas, algunos hoyos y cortos tramos de muros adosados al escarpe que protegÃa este núcleo septentrional del poblado. Su condición de lugar fortificado puede deducirse de la traza de la muralla que cerraba el emplazamiento hacia el oeste y el foso excavado bajo una de las construcciones. Durante la II Edad del Hierro el poblado se desarrolla sobre los sedimentos que sepultaron buena parte de las estructuras anteriores. Se trata de construcciones en piedra, de plantas con tendencia circular o, en todo caso, rehuyendo el remate en ángulo, sin paredes medianeras y cubiertas probablemente vegetales, pues no existe indicio alguno de otro tipo de tejados.
Entre los ajuares correspondientes a la ocupación prerromana la cerámica es el material de uso doméstico más abundante en el yacimiento. Eran recipientes fabricados sin torno y cocidos en hornos de ambiente reductor, lo que les proporcionó superficies de tonos oscuros con frecuencia bruñidas, espatuladas y, ocasionalmente, ornamentales con motivos estampillados.
Los restos metalúrgicos son también abundantes en este periodo. Algunas evidencias apuntan el uso de instrumental y armamento de hierro varios siglos antes de la llegada de Roma. Es el caso de un pequeño puñal de antenas con empuñadura y contera de bronce, hoja de hierro y vaina de madera datada hacia el siglo VIII a.C. Se trata de un tipo de pieza caracterÃstica de los pueblos prerromanos del N.O. peninsular.
En época romana se produce una importante reforma del poblado. Se construyen nuevos edificios, ahora de planta ortogonal y compartimentados en varias estancias. Las viejas construcciones prerromanas o bien se destruyen o bien se transforman y adaptan a la nueva organización espacial del poblado.
Destaca el hallazgo de un puñal de 24,3 Cm de largo por 3 Cm. De ancho y un espesor de 0,6 Cm., la hoja es de hierro y la empuñadura de bronce, conservando parte de la vaina de madera, la cual como puede observarse en la fotografÃa, enmascara la hoja de hierro, que se sujeta a la empañadura mediante un vástago pasante, rematado exteriormente de forma esférica. La empuñadura es redonda con una moldura anular central, las antenas en cambio poseen sección semicircular, rematadas por pequeños cilindros. La contera también de bronce, presenta una forma cuasi rectangular, en la que se observan dos clavos para la sujeción de la vaina. Los lados son ligeramente curvos con unos agujeros circulares hacia la base, unidos por bandas estriadas.
Este tipo de puñales son caracterÃsticos en el noroeste peninsular entre finales de la Edad de Bronce hasta la época Romana. La datación de este puñal por el material orgánico de la vaina lo enmarca entre los siglos XIV-IX a. de C.
ARQUITECTURA POPULAR EN TARAMUNDI
La Arquitectura Popular, se realiza en función de las necesidades y posibilidades de los usuarios, predomina la sencillez y funcionalidad, hasta el lÃmite de los escasos conocimientos técnicos que los maestros-constructores disponen, se realiza con gran economÃa de medios, en la que siempre está presente el ahorro de trabajo y materiales. Predomina un marcado carácter rural, en la que no se pretende modificar el medio, sino más bien adaptarse a él, aprovechando las posibilidades que este ofrece. Las variaciones en el tiempo son muy lentas, y en cada comarca se establecen los modelos que más se repitan y que la experiencia va demostrando que son más aquilatados a las necesidades de sus constructores.
El factor económico influye en gran medida, determinando el uso de soluciones elementales y de poco coste; No existen planteamientos estéticos, por lo que lo imprevisible de su construcción y lo que desde un punto de vista culto se podrÃa considerar como fallos estéticos, constituyen su gran atractivo y suelen provenir de planteamientos sencillos y económicos, existiendo una total ausencia de Estilos Arquitectónicos Históricos.
Lo que desde un punto de vista culto se podrÃa considerar como fallos estéticos, constituyen su gran atractivo y suelen provenir de planteamientos sencillos y económicos, existiendo una total ausencia de Estilos Arquitectónicos Históricos.
La construcción la suelen llevar a cabo, artesanos y los propios usuarios, utilizando para ello materia-les que proceden de la misma zona y son ajenos a cualquier moda; Suelen ser extraÃdos y preparados por el propio auto-constructor, observándose básicamente la piedra y la madera.
ARQUITECTURA POPULAR DE TARAMUNDI EN MAZONOVO
Dentro de la Arquitectura Popular, es de destacar el conjunto de cuatro edificios que forman el Museo de los Molinos de Mazonovo, además del canal de conducción de agua y un acueducto con un arco de medio punto, que traslada el agua de un margen al otro del rÃo, todo ello construido en mamposterÃa de piedra. Para la construcción, primero se hacÃa la cantera en el mismo lugar en el que se iba a edificar, de tal forma que se obtenÃa el material y a la vez se adecuaba el solar. Los muros de mamposterÃa constituyen la solución generalizada en la comarca para los cerramientos exteriores, solo se realizan trabajos de canterÃa y labra en elementos singulares como son las esquinas. La construcción del muro es realizada por dos canteros simultáneamente, uno por el interior y otro por el exterior, colocando las piedras por hileras, formando dos caras paralelas, el hueco entre ambas se rellena con barro y pequeñas piedras, también, regularmente, se colocan piedras pasantes entre las dos caras para una mayor consistencia del muro.
Según se va avanzando en altura, se van colocando andamios, estos, se construyen dejando huecos en el muro en los que se introducÃan pequeñas vigas que sobresalÃan aproximadamente un metro por cada lado, retacándolas en el hueco para evitar su movimiento, estas se apoyaban en sus extremos con puntales y en el suelo se unÃan con tablas para formar el andamio. Una vez retirado el andamiaje, quedan en el muro una serie de agujeros caracterÃsticos, que en el caso del Museo se conservan en dos de sus edificios.
Las cubiertas de pizarra son caracterÃsticas en toda la comarca, la propia estructura laminar de esta roca, permite extraerla en lajas planas, que unido a su impermeabilidad la hace idónea para este fin. Las losas de pizarra se van superponiendo en hiladas solapadas, partiendo desde el borde o alero.
Dentro de la Arquitectura Popular, es de destacar el conjunto de cuatro edificios que forman el Museo de los Molinos de Mazonovo, además del canal de conducción de agua y un acueducto con un arco de medio punto, que traslada el agua de un margen al otro del rÃo, todo ello construido en mamposterÃa de piedra.
Para la construcción, primero se hacÃa la cantera en el mismo lugar en el que se iba a edificar, de tal forma que se obtenÃa el material y a la vez se adecuaba el solar. Los muros de mamposterÃa constituyen la solución generalizada en la comarca para los cerramientos exteriores, solo se realizan trabajos de canterÃa y labra en elementos singulares como son las esquinas. La construcción del muro es realizada por dos canteros simultáneamente, uno por el interior y otro por el exterior, colocando las piedras por hileras, formando dos caras paralelas, el hueco entre ambas se rellena con barro y pequeñas piedras, también, regularmente, se colocan piedras pasantes entre las dos caras para una mayor consistencia del muro.
Según se va avanzando en altura, se van colocando andamios, estos, se construyen dejando huecos en el muro en los que se introducÃan pequeñas vigas que sobresalÃan aproximadamente un metro por cada lado, retacándolas en el hueco para evitar su movimiento, estas se apoyaban en sus extremos con puntales y en el suelo se unÃan con tablas para formar el andamio. Una vez retirado el andamiaje, quedan en el muro una serie de agujeros caracterÃsticos, que en el caso del Museo se conservan en dos de sus edificios.
Las cubiertas de pizarra son caracterÃsticas en toda la comarca, la propia estructura laminar de esta roca, permite extraerla en lajas planas, que unido a su impermeabilidad la hace idónea para este fin. Las losas de pizarra se van superponiendo en hiladas solapadas, partiendo desde el borde o alero.
Cuando la pendiente de la cubierta es suave, las losas van simplemente posadas sobre el armazón, ya que su propio peso evita que se muevan, a excepción de las situadas en los aleros, que por la acción del viento pueden sufrir desplazamientos, evitando esto con la utilización de lajas de mayor tamaño y colocando piedras que aumenten su peso.
Si la pendiente es importante, las losas se fijarán al armazón mediante clavos en su parte superior, que quedará cubierta por la siguiente hilada.
La Madera: La naturaleza boscosa de la zona, asà como su ligereza, facilidad de labra y su resistencia a esfuerzos de tracción y flexión favoreció su empleo masivo en prácticamente la totalidad de los elementos constructivos. El roble y el castaño son las maderas usadas tradicionalmente, el primero por su resistencia y durabilidad era el más apropiado para la viguerÃa, pontones de forjado, armaduras de cubierta, etc. El segundo, la madera por excelencia, dada su ductilidad, resistencia y facilidad de labra, se emplea tanto en vigas como en tablazón, pies derechos, solados, corredores, carpinterÃas de puertas y ventanas, mobiliario, etc. En el Museo, se puede observar este elemento en los armazones de cubierta de los molinos.
Elementos vegetales: Varas de castaño o avellano solÃan utilizarse mediante su entretejido, solas o revocadas de mortero en tabiques de separación interior o cerramientos parciales de corredor.
MUSEO DE LOS MOLINOS DE TARAMUNDI EN MAZONOVO
Enclavado en un paraje de singular belleza, a orillas de los rÃos Cabreira y TurÃa, guardando una perfecta sintonÃa con el entorno, nos encontramos en MAZONOVO, el mayor Museo de Molinos de España, a escasos 400 metros de Taramundi.
Los antiguos molinos han sido recuperados, con la intención de dar a conocer utensilios e ingenios de nuestros antepasados y las actividades relacionadas con ellos; en el que el visitante se convierte en el verdadero protagonista del museo, ya que la mayorÃa de los molinos, necesitan de su manipulación para ponerlos en funcionamiento.
Pero sus restauradores han ido todavÃa más lejos y han instalado una serie de reproducciones de molinos, desde el más antiguo conocido hasta el de nuestros dÃas, para poder ver cómo ha evolucionado la molienda a lo largo de los tiempos. Aliado de estas reproducciones se sitúan unos cajoncitos con trigo, para que el visitante pueda moler y comprobar el esfuerzo que suponÃa la molienda en tiempos ancestrales.
EN EL MUSEO EXISTEN 19 MOLINOS, de los cuales, 8 son de Sangre, 6 Hidráulicos, 3 especÃficos para niños y 2 Especiales, (Estos dos últimos a tamaño natural, pero expuestos en condiciones ideales, para la compresión de los diferentes elementos de estos ingenios). Se completa la visita al museo con un paseo exterior, vitrinas de elementos relacionados con los molinos y paneles informativos.
Se trata de un Museo de titularidad privada, cuyos propietarios constituyen la cuarta generación de una saga de molineros. La financiación (Inversiones, gastos de explotación, gastos de mantenimiento, etc), dependen exclusivamente de la venta de entradas, y en una pequeña medida, de la venta de los excedentes de energÃa de la mini-central hidroeléctrica que suministra la energÃa al museo.